S.O.S Un proyecto integrador

S.O.S. Un Proyecto Integrador

Un  día despertamos y fue descubrirnos más vulnerables, desolados en medio de una pandemia inesperada. Ahora el mundo ya no es tan seguro como nos parecía.

¿POR QUÉ y por qué no?

El primer día de cuarentena me pregunté ¿Qué es esto? ¿Por qué? Y con los días fui aprendiendo ¿Y por qué no? Creíamos tener el control de nuestras vidas, ensimismados en nuestros proyectos, en cumplir metas y que el tiempo pase.

Solidaridad en crisis

Aislados no significa que estamos alejados de lo que acontece.

Estamos sumergidos en una extraña paradoja, debemos mantenernos aislados para el bien de toda la comunidad.

El dolor y el sufrimiento son inevitables. El hambre y el frío, no.

Espíritu colaborativo

Con una crisis sanitaria en ciernes, allí donde no llegan las políticas de Estado, estamos obligados más que nunca a repensar estrategias de política social. El cooperativismo es un camino.

Poniendo al servicio de los demás, con el don que cada uno recibió y entendiendo que la verdadera humildad está en el que recibe, no en el que da.

Ventajas y desventajas

Hay ventajas en esto que nos pasa de estar confinados. Tenemos más tiempo, no viajamos a nuestro lugar de trabajo, no hay programas al aire libre, estamos más descansados, y más lindezas.

Momento ideal para reprogramar, racionalizar, reconfigurarnos. Cambiar la fase.

Tendremos que establecer esquemas de cooperación, obligar a pensar en distribuir recursos para muchos. Cada uno es responsable por su salud y la del cercano y no por simple amenaza o peligro de que nos enferme, sino porque el otro me afecta como humano, como compañero, como persona igual a mí.

Ser solidarios tiene un objetivo dual, de reciprocidad. El objetivo se reafirma con cada acción, y la acción se vuelve una oportunidad, más que un fin.

Romper con el paradigma de fronteras en un mundo globalizado

Este momento de realidad aumentada, —sin nada de virtual—, ha provocado un tambaleo en las estructuras económicas más sólidas. En consecuencia, los despidos y el descalabro social quedó servido.

En una sociedad con tendencia a la entropía y de intramuros, lo que nos toca es torcer ese destino de miedo que llevaría a elevar más nuestros propios muros y que el afuera se ordene solo.

Nos gusta imaginar el futuro, pero para que todos alcancemos el mañana, lo cercano es ayudar.

Un movimiento humanitario en concreto, de asistencia integral a los que quedan alejados de toda ayuda burocrática: los marginalizados, con necesidades concretas y vitales.

Multiculturales, con inspiración humanista.

Ser actores intermediarios

—Ser el nexo que acerque soluciones sin promesas.

—Ser los que atemos cabos sin esperar beneficio alguno. Lo genuino del servir si puedo hacerlo.

Es como en la amistad, se está en momentos de crisis y en los gloriosos.

—Ser un instrumento cuando el Estado no alcanza, atender a los que están al costado del camino.

Cuánto bien, si podemos mitigar el sufrimiento de alguien más.

—Hacer que nuestro asunto sea también el otro, que en nuestros proyectos estén incluidos los demás en la misma comunidad que nos contiene.

Reafirmando el mensaje del Papa Francisco, “Nadie se salva solo”.

El desafío

Transformarnos a través de la solidaridad. Ser más humanos por amor a nuestra comunidad, que cada vez más, es de solitarios.

Acercar recursos básicos, acompañar, repartir mejor. Libre de ideologías para que cada individuo pueda realizarse y cumplir su propia historia, sus sueños

.

Que podamos ser el contrapeso ante este escenario de crisis mundial, volviendo la mirada más que nunca a nuestro prójimo en riesgo.

El amor fraternal salvará a la humanidad.

Magdalena Morard

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