Curso-Taller :Caminando hacia un proyecto en clave solidaria

El pasado viernes 4 de septiembre hemos dado inicio al curso contando con gran afluencia de participantes que ya comenzaron a transitar el camino hacia un proyecto en clave solidaria. Aún hay tiempo para sumarse hasta el próximo 11 de septiembre. Te esperamos!

Formulario de Inscripción

    Unir realidades

    Comenzar un camino presupone un punto de partida y un destino deseado o programado.

    Comenzar una tarea solidaria presupone un punto de partida donde detectamos al otro y vemos en las diversas realidades que vivimos, la necesidad. Estas necesidades son muchas y casi sin explicación deseamos o elaboramos respuestas que se pueden ejemplificar en manos extendidas con el corazón abierto para abrazar a esas realidades necesitadas.

    S.O.S comienza un camino con un punto de partida donde muchas personas con manos extendidas y un corazón abierto participan y desean ser protagonistas no meros espectadores al “salir al encuentro”, y “de extender manos” “de abrir el corazón” a las diversas realidades que desea acompañar y simplemente transitamos este camino con la esperanza.

    Un nuevo número de artículos que apuntan a iluminar, proponer, novedades nos llevan a compartir reflexiones que nos ayuden a cada uno de nosotros a tener ese espíritu solidario entrelazado desde diversas miradas y disciplinas.

    Si recorren estos artículos, si leen estas líneas podrán vislumbrar un grupo de personas que anhelamos en común un mundo o una sociedad más sensible, más humana unida aún en las diversidades que la realidad nos plantea.

    Dispuestos a tejer y articular propuestas, potenciar proyectos e intentar iluminar capacitaciones con diversas herramientas.

                                            Gustavo A. Escobar

    S.O.S Un proyecto integrador

    S.O.S. Un Proyecto Integrador

    Un  día despertamos y fue descubrirnos más vulnerables, desolados en medio de una pandemia inesperada. Ahora el mundo ya no es tan seguro como nos parecía.

    ¿POR QUÉ y por qué no?

    El primer día de cuarentena me pregunté ¿Qué es esto? ¿Por qué? Y con los días fui aprendiendo ¿Y por qué no? Creíamos tener el control de nuestras vidas, ensimismados en nuestros proyectos, en cumplir metas y que el tiempo pase.

    Solidaridad en crisis

    Aislados no significa que estamos alejados de lo que acontece.

    Estamos sumergidos en una extraña paradoja, debemos mantenernos aislados para el bien de toda la comunidad.

    El dolor y el sufrimiento son inevitables. El hambre y el frío, no.

    Espíritu colaborativo

    Con una crisis sanitaria en ciernes, allí donde no llegan las políticas de Estado, estamos obligados más que nunca a repensar estrategias de política social. El cooperativismo es un camino.

    Poniendo al servicio de los demás, con el don que cada uno recibió y entendiendo que la verdadera humildad está en el que recibe, no en el que da.

    Ventajas y desventajas

    Hay ventajas en esto que nos pasa de estar confinados. Tenemos más tiempo, no viajamos a nuestro lugar de trabajo, no hay programas al aire libre, estamos más descansados, y más lindezas.

    Momento ideal para reprogramar, racionalizar, reconfigurarnos. Cambiar la fase.

    Tendremos que establecer esquemas de cooperación, obligar a pensar en distribuir recursos para muchos. Cada uno es responsable por su salud y la del cercano y no por simple amenaza o peligro de que nos enferme, sino porque el otro me afecta como humano, como compañero, como persona igual a mí.

    Ser solidarios tiene un objetivo dual, de reciprocidad. El objetivo se reafirma con cada acción, y la acción se vuelve una oportunidad, más que un fin.

    Romper con el paradigma de fronteras en un mundo globalizado

    Este momento de realidad aumentada, —sin nada de virtual—, ha provocado un tambaleo en las estructuras económicas más sólidas. En consecuencia, los despidos y el descalabro social quedó servido.

    En una sociedad con tendencia a la entropía y de intramuros, lo que nos toca es torcer ese destino de miedo que llevaría a elevar más nuestros propios muros y que el afuera se ordene solo.

    Nos gusta imaginar el futuro, pero para que todos alcancemos el mañana, lo cercano es ayudar.

    Un movimiento humanitario en concreto, de asistencia integral a los que quedan alejados de toda ayuda burocrática: los marginalizados, con necesidades concretas y vitales.

    Multiculturales, con inspiración humanista.

    Ser actores intermediarios

    —Ser el nexo que acerque soluciones sin promesas.

    —Ser los que atemos cabos sin esperar beneficio alguno. Lo genuino del servir si puedo hacerlo.

    Es como en la amistad, se está en momentos de crisis y en los gloriosos.

    —Ser un instrumento cuando el Estado no alcanza, atender a los que están al costado del camino.

    Cuánto bien, si podemos mitigar el sufrimiento de alguien más.

    —Hacer que nuestro asunto sea también el otro, que en nuestros proyectos estén incluidos los demás en la misma comunidad que nos contiene.

    Reafirmando el mensaje del Papa Francisco, “Nadie se salva solo”.

    El desafío

    Transformarnos a través de la solidaridad. Ser más humanos por amor a nuestra comunidad, que cada vez más, es de solitarios.

    Acercar recursos básicos, acompañar, repartir mejor. Libre de ideologías para que cada individuo pueda realizarse y cumplir su propia historia, sus sueños

    .

    Que podamos ser el contrapeso ante este escenario de crisis mundial, volviendo la mirada más que nunca a nuestro prójimo en riesgo.

    El amor fraternal salvará a la humanidad.

    Magdalena Morard

    Sobre la importancia del deporte comunitario

    Queridos lectores, simplemente voy a intentar describir y con total humildad del lado que me corresponde. Intentaré describir la importancia del deporte comunitario  y el trabajo social en los sectores más vulnerables. Para ello me voy a presentar, soy el Profesor Juan Manuel Gauna y hace muchos años trabajo en la formación de clubes, denominados villeros. En la actualidad participo de la organización del Club San Juan Bosco de las villas de José León Suarez. 

    Para poder ordenar las ideas, pensé en tres fundamentos primordiales del deporte social.  En primer lugar, no se puede establecer esta idea sin una comunidad  donde desarrollar dicha actividad. La segunda, la importancia de un equipo y red de trabajo. Y por último y no menos importante describir el porqué y para que de los clubes sociales.

     Voy a intentar describir cada uno de los puntos en simples conceptos.

    Una comunidad organizada sería la mejor estrategia para cualquier actividad a llevar adelante. Sin dudas, que cuando las necesidades son mayores y las dificultades mas difíciles, este concepto cobra mayor valor. En un mundo donde el egoísmo y el éxito individual muchas veces priman sobre lo colectivo, la comunidad organizada viene a romper ese paradigma. Este concepto viene a implantarnos la idea del otro como persona, como sujeto de derecho; sin importar las condiciones de vida que haya atravesado, de recibir la vida como viene. Muchas veces aunque suenen lindas estas palabras y queden lindas para redactarlas, llevan en sí un compromiso y una responsabilidad muy grande. Ponerse en el lugar del otro, implica sentir el dolor ajeno, acompañar en las dificultades y alegrías de su vida, hasta el punto del ser parte de ellas.

    El padre Pepe Di Paola enuncia en una entrevista “el mandamiento del amor como está planteado en el Evangelio puede transformar. Buscar la felicidad del otro es un cambio real”.

    Continuando con el segundo concepto, la importancia del equipo es indispensable en una mirada social. La variedad de actores que influyen en el desarrollo de un club, dará la fuerza y la amplitud de las capacidades que se llevaran a cabo. La validez y reconocimiento de todos los actores que llevan adelante un club social, desde la abuela que con tanto esfuerzo y dedicación, todos los días realiza la merienda para que cuando los chicos salgan de realizar una actividad deportiva tengan algo para nutrirse; hasta el encargado del club, que tiene todas las llaves de cada espacio, lleva en si la responsabilidad y el derecho a guardar esa pelota tan preciada y anhelada para potrear antes que llegue el profesor.

    Creo en la importancia de un equipo con una mirada desde el vinculo y el afecto, con un compromiso por el otro y una responsabilidad por transmitir y enseñar los valores del deporte y su potencial.

    Para lo último deje lo mejor, encontrar el sentido del porqué hacemos lo que hacemos y qué intencionalidad tenemos en ella. Creo en el deporte como herramienta transformadora de personas, de barrios, de comunidades y sociedades. El deporte en si tiene una gran responsabilidad social, muchas veces descalificado , dañado por los actores de reparto, utilizado como herramienta del mercado y con un exitismo mediático muy grande, y no voy a seguir enumerando la cantidades de profanaciones que en su nombre se relazan. Me voy a quedar con la otra parte que muchas veces no se ve en los medios de comunicación, me voy a quedar con el grupo de padres que realiza una feria para juntar plata para las remeras de los chicos;  voy a elegir quedarme con ese papá o mamá que trabaja innumerables horas extras para poder pagarle ese viaje a su hijo para el torneo que se juega a fin de año; voy a pensar en el deporte como transformador de valores, como generador de vínculos , de hermandad y de comunidad.

    En los barrios más vulnerables el deporte se practica todo el dia, la pelota gira en la vereda con soltura. Los partidos se arman de manera constante y sin mucha organización.  El futbol muchas veces roba ese protagonismo pero se sorprenderían al leerme si les contara que en las villas se practica judo… si, judo. Se practica cricket, hockey y muchos deportes considerados para otro estrato social.

    En conclusión, estos tres factores mencionados, el compromiso social , el trabajo en equipo y el sentido que le damos a las acciones , generaran en uno y en los demás diferentes respuestas transformadoras que sin dudas el motor y el medio para llevarlas y confieso que cada día estoy más convencido que debe ser el AMOR.

     Y es allí donde dejo para pensar en la reflexión de cada uno, que significa este amor por uno mismo y por el otro.

    “La mejor manera de encontrarte a ti mismo es perderte en el servicio por los demás” Mahama Gandhi

    Prof. Juan Manuel Gauna

    Club San Juan Bosco

    ¿Ser solidarios con la palabra?

    Lo primero que se me viene como respuesta es decir “no, o…..más o menos, más menos que más”. Por  años he escuchado que  las acciones son las que definen a las personas, que el dar tiene que ver con aquellas cosas del orden de lo “visible”, es decir que de algún modo y en algún momento, otro puede ver nuestro paso solidario por ahí.

    Pero como contrapartida y en la otra esquina, también he escuchado por años que la palabra tiene valor, que es importante lo que uno dice,  que con las palabras se puede hacer sentir más o menos queridas a las personas que a uno lo rodean, que ellas marcan y tienen una entidad propia más allá del portador de las mismas….. Aprendí que una vez dichas pertenecen al mundo, ya no son sólo del que las dice  y eso es un aspecto maravilloso del decir….”la universalidad de las palabras”.

    En este último aspecto me quiero detener. Estamos en un tiempo que se nos impone como una realidad que siempre creímos de ciencia ficción (de esas que se quedan dentro de las películas) y hoy es tan palpable y tan abrupto que no nos da descanso ni remanso. Y aquí es donde se nos aparece “este ser solidarios con la palabra”, más fuerte que nunca. Ya no podemos acercarnos  a los otros del mismo modo que antes, no podemos (debemos) seguir tendiendo una mano como lo veníamos haciendo. Tenemos que reinventar y recrear nuestros modos de acompañar, de estar, de tender manos y ser solidarios.

    Hoy vivimos la “urgencia de la palabra”, los otros (y nosotros) necesitan de nuestra voz para no sentirse solos o mejor aún para sentirse acompañados a través de palabras de aliento, de consuelo, de entendimiento, hasta de escucha. Y a cada uno nos toca desde nuestro rol en las familias, desde el lugar que ocupamos en nuestros grupos sociales, desde nuestras profesiones, en síntesis, desde ese ser  como una  “pequeña gota en el océano”.

    En lo particular todos aquellos que trabajamos en el ámbito educativo (sea la función que sea) nos encontramos de repente teniendo que de darle un giro completo a nuestra labor y nuestras palabras pasaron a tener un lugar decisivo:

    -Sostener a los alumnos en encuentros virtuales donde el vernos y decirnos tiene  un papel fundamental.

    -Acompañar dificultades de trayectorias escolares por medio de mensajes e intercambios con las familias.

    -Escuchar y dar palabras de contención a docentes y todo aquel que forme parte del universo escolar al cual cada uno pertenece.

    -Abrir puertas, a través de la palabra, para que los adolescentes se animen a contar qué les pasa y qué los sobrepasa.

    – Generar vínculos con las familias, hoy más necesarios que nunca,  porque ellos cumplen un rol decisivo en esto de mantener la escuela en pie. El edificio ya no está pero la “Escolaridad sigue presente”.

    -Comprender y “poder decirlo” que por encima de todas las cosas están cada una de las personas, su ser, su bienestar, su calidad de vida. Lo demás se puede aprender más tarde o más temprano, pero todos sabemos la importancia del equilibrio mental para hacer posibles los aprendizajes.

    -Y muchas otras situaciones más que cada uno desde la escuela lo resinificar por medio de la palabra.

    Si prestamos un poco de atención los que nos rodean nos buscan, esperan ese decir nuestro que acompaña y levanta frente a un momento de desaliento o temor. Eso es ser solidarios también. Es brindarnos con nuestras palabras a todos aquellos que estén ansiosos del sostén que muchas veces no encuentran en el mundo que los rodea. Es un tiempo para estar alertas, pero no por miedo al contagio de algo, sino por la cercanía que todos anhelamos y que hoy se materializa en el decir, en el vernos a través de una pantalla, en un pequeño gesto a metro y medio del otro.  Es momento de tejer redes a la distancia por más difícil que parezca, que no se vea no quiere decir que no exista.

    Por eso, hoy más que nunca, si me preguntaran si se puede ser solidario con la palabra, mi repuesta sería un rotundo “SÍ”.

    Ileana Miale

    (Colegio San Pablo)